La música ha estado presente en mi vida desde siempre. Mi primer contacto serio con la guitarra fue en el colegio, donde descubrí la pasión por este instrumento que, sin saberlo, marcaría mi camino. Durante mi adolescencia, el entusiasmo por la música creció junto a mi grupo de amigos. Juntos empezamos a escribir nuestras primeras canciones, llenas de sueños y experimentación.

A los 20 años, dimos un paso más: cada uno se compró su instrumento, y creamos nuestra propia banda de pop-rock. Fueron cinco años maravillosos, en los que compusimos, dimos conciertos y disfrutamos de la vida al ritmo de la música. Sin embargo, como muchas cosas, esa etapa llegó a su fin, y nuestras vidas tomaron rumbos distintos.
Desde entonces, hasta cumplir los 50, la guitarra me acompañó como un hobby. Aunque nunca dejé de tocar, tampoco me esforcé por mejorar. Era algo que hacía por puro placer, sin mayores pretensiones.
Sin embargo, al llegar a esta nueva etapa de mi vida, decidí que era momento de reconectar con aquella pasión que nunca se apagó del todo. Estoy volviendo a estudiar guitarra con la misma ilusión que tenía en mis años de juventud. Esta página es parte de ese viaje, un espacio donde comparto mis avances, reflexiones y aprendizajes.
Si algo he aprendido es que nunca es tarde para retomar aquello que te llena el alma. Gracias por acompañarme en este camino. ¡Vamos a ver hasta dónde podemos llegar!